El mecanismo del olvido de los nombres

El mecanismo del olvido de los nombres
¿Que es lo que Freud quiso olvidar...?
Por la Psicoanalista Gilda Palmieri
Para que se produzca el olvido momentáneo de un nombre propio tenemos que pensar en un motivo para ello y además en un recordar fallido. Lo particular del mecanismo que lo fabrica es que en lugar del nombre que pretendemos evocar, deviene, regularmente, un recuerdo que no es el buscado. También en este proceso intervienen ciertas predisposiciones que resultan imprescindibles para que un elemento que se pierde “se apodere por vía asociativa del nombre buscado y lo arrastre consigo a la represión”. Decimos con esto que además del nombre olvidado existe un elemento anterior que tampoco recordamos y que a partir de un nexo de contenido que tienen ambos, son llevados a la represión.
Para mostrar esto el propio Freud prestó el recuerdo de un olvido, conocido ya por todos lo psicoanalistas, tomado de su experiencia personal en 1898, , en un viaje en auto desde Ragusa, en Dalmacia, hacia una estación de Herzegovina. Junto a él, “un desconocido”, testigo de lo que después Freud plantearía en Psicopatología de la vida cotidiana en 1901. Mientras el viaje transcurría comenzaron a conversar sobre Italia y Freud preguntó al hombre si ya había estado en Orvieto y quiso recordar el nombre del autor de las pinturas de las “cosas últimas”, “Signorelli” en su lugar aparecieron los nombres de “ Botticelli y Boltraffio” que inmediatamente eran rechazados por incorrectos.
Relevante resulta la conversación mantenida justo antes de este olvido, sobre de las costumbres de los turcos que viven en Bosnia y en Herzegovina sobre “la resignación” que sentirían ante el destino y “la total confianza” que muestran en el médico, frente a esto cuando se les anuncia que no habría cura para tal o cual enfermedad. Ellos responderían “Herr(señor), no hay más nada que decir”, exclama Freud ante su compañero.
Freud recuerda una conversación que resulto sofocada, una segunda anécdota, que esperó en su memoria hasta tiempo después, debido al tema que trataba y que según él luego deduce no quería mantener frente a un extraño.
Lo que no dijo frente al hombre es que los turcos de los cuales hablaba anteriormente estiman el goce sexual por encima de todo y se desesperan si tienen algún problema en este plano, esto sería bastante contrario a la actitud resignada que muestran frente a la muerte. En este recuerdo, Freud rescata el comentario de un paciente hacia un colega, “Sabes tú, cuando eso ya no ande, la vida perderá todo valor”. Y este es el rasgo del relato que reprimió Freud, y desvío su atención de este asunto quedando así unidos los temas “muerte y sexualidad”.
Además de esto, el autor, relata que por entonces estaba afectado por una noticia que tuvo, mientras estaba en Trafoi, una aldea de Tirol, semanas anteriores, sobre un paciente que apreciaba mucho, quien murió debido a una enfermedad sexual, este hecho no fue recordado durante el transcurso del viaje en ningún momento, devino tiempo después.
¿Que es lo que Freud quiso olvidar...? Sin duda no era solo el nombre del pintor, que actuó a través de una cadena asociativa para olvidar lo otro. Esto surgió por un error que se produjo en la meta que alcanzó su voluntad y conectó al nombre olvidado con los pensamientos sobre las costumbres de los turcos e impidió que sean movidos hacia la conciencia aquellos ligados que habían sido asociados a la noticia recibida en Trafoi. Con la misma fuerza que quería olvidar el episodio de su paciente, se produce entonces una insistencia conciente en querer recordar el nombre Signorelli. Los nombres suplentes que surgen tienen concomitancia con los que Freud quería olvidar y con los que se estableció un enlace entre el nombre buscado y el tema reprimido, “muerte y sexualidad”.
Ahora veamos la cadena asociativa que facilitó esto, El nombre Signorelli está separado en dos fragmentos. De los pares de sílabas, uno retoma inmodificado en uno de los nombres sustitutivos (Botticelli), y el otro, gracias a la traducción Signor Herr (señor), tomamúltiples y diversos vínculos con los nombres contenidos en el tema reprimido, y por eso mismo se perdió para la reproducción. Su sustituto se produjo como si se hubiera emprendido un desplazamiento a lo largo de la conexión de nombres Her- zegovina yBosnia.
Dentro de los dichos del paciente de su colega: “Herr (señor), no hay nada más que decir.”, ya se encuentran las palabras y nombres Bosnia, Herzegovina, Herr, que se van intercalando de forma asociativa en la serie Signorelli y Botticelli Boltraffio. Y que pueden contribuir a la suma de una serie de términos sucesivos entre los cuales están también Signorelli y Botticelli Boltraffio.
El otro nombre que aparece en segundo lugar en la conciencia luego de Botticelli, al buscar el de Signorelli, es el de Boltraffio que se asocia con el episodio que freud “quiere” sofocar y que se presenta unido a la segunda anécdota que busca contar y no lo hace por estar frente a un extraño, sobre la sexualidad de los turcos, asociado a esto el de su paciente que muere a causa de una enfermedad sexual.
Vemos también la conveniencia entre Trafoi (sitio donde se encontraba Freud en el momento de la noticia) y Bol-traffio.
Según Lacan en la conversación en el tren, Freud, no habla de otra cosa que no sea del fin de la potencia sexual.
Este texto que Freud escribe “El olvido de los nombres propios”, muestra claramente a partir del “mito” de Nietzsche de Dios a muerto, con el que coincide, el refugio que el autor encuentra contra la amenaza de castración. Y en estos mitos que tienen que ver con la muerte del padre Freud alcanzaría la regulación de su deseo, al decir de Lacan, el inconciente se manifiesta siempre como lo que vacila en un corte del sujeto, de donde vuelve a surgir un hallazgo, que Freud asimila al deseo.
La relación de freud con su padre nos lleva a recordar la pregunta que no alcanzó a responder y que no pudo sustraer el olvido, “ ¿Qué quiere una mujer? ”...

Bibliografía:
  • Freud Sigmund, “Psicopatología de la vida cotidiana”, “El olvido de nombres propios”, tomo VI, Obras Completas, 1901, Editorial Amorrortu.
  • Lacan Jacques, Seminario 11, “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, Buenos Aires, Paidós, 2006.
El Infierno, Luca Signorelli. Capilla de San Brizio en la catedral de Orvieto.


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